Sara Millerey González Borja, de 32 años, fue remitida a un centro médico, pero la gravedad de las lesiones y el agua contaminada del afluente complicaron su estado. Organizaciones advierten que no se trata de un caso aislado.
Las desgarradoras imágenes circulan en redes sociales. Se observa a una mujer, visiblemente golpeada, en una quebrada. Una persona la graba por varios segundos -es el video que se hizo viral-, pero no la auxilia. Nadie lo hace mientras dura la grabación, a pesar de que ella se queja del dolor. Horas más tarde se confirmó que la mujer murió: se trata de Sara Millerey González Borja, de 32 años de edad, una mujer con experiencia de vida trans cuyo asesinato ha generado una ola de indignación en un país donde el primer trimestre del año dejó alarmantes cifras de violencia contra la población LGBTIQ+ .
Los hechos ocurrieron sobre las 6 p.m. del viernes pasado en las aguas de la quebrada La García, en el municipio de Bello, departamento de Antioquia. Allí Sara Millerey, a quienes sus más cercanos llamaban de cariño La Millerey, fue encontrada gravemente herida. Sus agresores, de quienes aún no se tiene información, le fracturaron los brazos y las piernas y, posteriormente, la arrojaron a la corriente para que no pudiera salir.
Según reportes de prensa local, Sara Millerey fue arrojada a la quebrada en la tarde del viernes pasado. Ella alcanzó a sujetarse de unas ramas y a pedir ayuda. Dos personas que transitaban por la zona, luego de varios minutos, la auxiliaron. Con el apoyo del equipo de Bomberos de Bello, fue trasladada al Hospital La María, de Medellín , donde perdió la vida. La gravedad de las lesiones y las afectaciones en las heridas por el agua contaminada de la quebrada agravaron su estado.
El reporte judicial señala que la mujer, antes de morir, manifestó que unas personas la había arrojado a la quebrada, pero no detalló quiénes ni por qué razón. Por lo pronto, José Rolando Serrano Jaramillo, secretario de Seguridad y Convivencia Ciudadana de Bello, aseguró que habría muerto "a golpes por personas del sector", quienes la arrojan a la quebrada. "En este momento la Fiscalía General de la Nación y Medicina Legal están realizando todas las investigaciones para determinar las circunstancias en las que se realizaron estos lamentables hechos", explicó Serrano Jaramillo.
En un comunicado, el Ministerio de Igualdad y Equidad rechazó lo ocurrido y señaló: "La transfobia mata. El silencio, también". "Sara fue víctima de una agresión violenta, deshumanizante y brutal que enluta al país y evidencia la persistencia de violencias estructurales basadas en prejuicios, intolerancia y odio hacia las identidades diversas", se lee en el comunicado.
El Ministerio de Igualdad y Equidad también le solicitó al Ministerio del Interior la convocatoria de una sesión extraordinaria de Mesa de Casos Urgentes, con el propósito de activar la ruta interinstitucional de atención y garantizar el estricto seguimiento al caso. De igual manera, le pidió a la Fiscalía General, la Policía y autoridades de Antioquia y Bello actuar con celeridad y enfoque diferencial para esclarecer los hechos y sancionar a los responsables.
No es un caso aislado, señalan organizaciones
Organizaciones sociales que trabajan por los derechos de personas LGBTIQ+ en Colombia han expresado su rechazo por el asesinato de Sara. Caribe Afirmativo, una de estas organizaciones, denunció incluso que "este hecho no es aislado".
"Hace parte de una ola de violencia sistemática que enfrentan las personas LGBTIQ+ en el país, en especial las personas trans, quienes siguen siendo blanco de ataques que no solo buscan silenciar sus cuerpos, sino también borrar sus existencias", manifiestan en un comunicado.
Con el de Sara Millerey, Caribe Afirmativo afirma que ya son 24 personas LGBTIQ+ asesinadas en Colombia en lo que va del año, y esa organización alerta que se trata de "una cifra alarmante que sigue creciendo sin respuestas efectivas del Estado". Antioquia sigue siendo el territorio con más casos: de los 24 casos documentados 13 de estos ocurrieron en ese departamento.
"La mayoría de estos crímenes -denuncia la organización- ocurren a plena luz del día, en espacios públicos, frente a testigos silenciosos y con la indiferencia o complicidad de muchas personas y autoridades. Esa misma indiferencia fue la que condenó a Sara a no recibir auxilio inmediato".